Yo odiaba leer

Yo odiaba leer

Yo odiaba leer...

Me causaba gracia que otros lo hicieran. ¿Cómo podían elegir pasar tantas horas dando vuelta páginas? Me parecía un desperdicio de tiempo.

Hoy sé que estaba equivocado. La lectura se volvió esencial en mi vida. No diría que me apasiona como a quien ama los videojuegos o su deporte favorito, pero ahí descubrí una forma de conocerme mejor que, a esta altura, sería un error no aprovechar.

Y la palabra clave es esa: descubrí. Resume algo que aparece cada vez que cambio...

En la adolescencia, cuando empezó la etapa de salir a bailar, tomar alcohol era un fin en sí mismo. Era nuevo, divertido, te hacía sentir interesante en el grupo. No había manera de convencer a ese Rodri de que no lo hiciera. Podías traerle estudios científicos, historias de desastre o argumentos racionales, pero igual iba a seguir. Te iba a decir que estabas loco.

Hoy, Rodri diría que tenías razón, que tomar tanto era una estupidez, que éramos unos boludos. Pero para el Rodri de 15 años, todo tenía sentido. El tiempo y las experiencias lo llevaron a descubrir otra mirada sobre el alcohol.

Con la lectura pasa lo mismo. Si estás en ese lugar donde yo estaba —donde los libros no significan nada— yo no puedo convertirte en un apasionado de la literatura. Aunque te dé mil razones para leer, no vas a sentir lo que siento yo… hasta que lo vivas.

Mi mejor aporte es darte perspectiva: contarte qué representa un libro para mí y cómo la lectura enriqueció mi vida personal y profesional. No para cambiar tu relación con los libros, sino para alimentar tu intuición, para que cuando te hable, la escuches un poco más nítida.

Porque, en esencia, un libro es eso: un ser humano dedicando meses (o años) a pelear con una idea que le toca lo más profundo. Y tiene que ser así, porque nadie invierte tanto esfuerzo en algo que no le importa. Lo que nos importa a ese nivel, eso que enciende una chispa y te empuja a un agujero negro de curiosidad, siempre viene acompañado de un proceso interno de transformación:

Antes pensaba así → descubrí algo → ahora pienso así.

Por ahí es una novela donde el protagonista lucha por ser aceptado, reflejando la vida del autor. O un libro de hábitos que existe porque el escritor necesitaba cambiar la forma en que vivía. Cada libro es una cápsula de perspectiva.

Al leer, accedemos al proceso de transformación de otra persona: cómo piensa, qué vio, qué entendió, cómo cambió. Ser testigos de miles de transformaciones ajenas nos ayuda a encontrar las nuestras. Y eso es invaluable, porque la vida es eso mismo: descubrirte y conocerte.

Esa es hoy mi relación con la lectura.

La tuya, si no apareció todavía, quizás esté por descubrirse. Y si ya apareció, ojalá esto te haya recordado por qué seguís leyendo.

— Rodri

Para masticar...

¿Qué cosa pensabas antes con certeza… y hoy ves distinto?

Te cuento que hace poco publiqué Despertá al líder que llevás dentro: 5 prácticas para influir e inspirar.

Todos pensamos en alguien —un mentor, un compañero, un amigo— que nos cambió sin usar autoridad ni fuerza. Alguien cuya presencia fue moldeando, casi en silencio, la forma en que actuamos, pensamos o elegimos. Ese artículo habla de lo que esas personas tienen en común… y de cómo cada uno de nosotros puede despertar esa misma influencia desde adentro.

Leélo acá.

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