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Baños de inmersión

Baños de inmersión
Foto por Carson Masterson.

No es extraño encontrarme deambulando por los pasillos de casa, hablando en voz alta. Al igual que en mis caminatas a la oficina, el movimiento me ayuda a encontrar ideas y descubrir conexiones que antes no veía. Caminar me ayuda a pensar.

Esto no es nada nuevo; las caminatas socráticas han sido fuente de inspiración para reconocidos pensadores de la historia. Como dijo Friedrich Nietzsche, “los grandes pensamientos siempre nacen mientras caminamos”. Pero para quienes no vivimos en casas con jardín, salir a caminar requiere esfuerzo. Demanda dejar la comodidad del hogar y, especialmente en épocas invernales, enfrentarse al frío que tanto queremos evitar.

Existe una alternativa que, en mi experiencia, es más efectiva y acogedora...

Algunas personas se bañan en cinco minutos. Ni uno más, ni uno menos. Para ellos, el baño es simplemente una cuestión de higiene, algo que optimizar para que ocupe la menor parte posible de su día. Cuando yo entro a bañarme, no sé cuánto tiempo voy a tardar. Quizás quince minutos, o cuarenta y cinco. La duración final depende de las conexiones neuronales del momento. Si caminar me ayuda a pensar, bañarme me obliga a hacerlo.

A diferencia de las caminatas por la ciudad, donde los autos, sonidos y situaciones de la vida cotidiana actúan como distractores, bajo la ducha hay poco que capte nuestra atención. Lo más emocionante que puede pasar es no poder levantar la barra de jabón del piso dos veces seguidas. La desconexión total que brinda la ducha nos deja con dos opciones: morir de aburrimiento o hacer algo al respecto.

Dado que no queremos que nuestra lápida diga “murió de aburrimiento”, podemos optar por minimizar la incomodidad de pasar tanto rato a solas con nuestros pensamientos. Ser de los que se bañan en cinco minutos. O, podemos hacer lo que sugiero: aprovechar el momento.

Entrar al baño con un tema en mente, una pregunta por responder o un enigma por resolver, y salir limpio de cuerpo y de ideas. Yo dedico tiempo bajo el agua para dar forma a un bocado, practicar alguna charla que se me venga o refinar mi entendimiento sobre temas que me tengan atrapado.

Ducharse más de una vez al día ya no parece una locura, ya que el significado de la ducha va más allá de la higiene. Cada baño es una oportunidad para encontrar claridad, afianzar ideas y reducir incertidumbre. Son inmersiones controladas a nuestro alcance, para que, haga el tiempo que haga y aunque la pereza nos ataque, podamos siempre masticar bajo el agua.

Para masticar...

¿Qué tema podrías explorar durante tu próximo baño?