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Reencuadrar la muerte, por Scott Adams

Reencuadrar la muerte, por Scott Adams
Scott Adams, creador de Dilbert.
A veces, incluso frente a la muerte, es posible ver algo más que la ausencia. Ver la dona en lugar del agujero.

Scott Adams, quien anunció que está por morir de un cáncer incurable, lo logra con un reencuadre que vale la pena masticar.

¿Querés que replantee la muerte?

Lo hago rápido...

Sin la muerte, la vida no tendría sentido.

Eso lo sabés, ¿no? Es justamente el hecho de que sea limitada lo que le da valor.

Entonces, cuando ves que algo funciona exactamente como se supone que debe funcionar, al menos podés soltar el...

“¿Por qué a mí?”
“¿Por qué pasó esto?”

Se supone que pase.

Todo lo que tiene significado nace de ese hecho simple: que no vivimos para siempre. Todo lo demás está subordinado a eso.

Si tu madre o tu padre vive su vida, te crea, hace un buen trabajo, deja una buena impresión y se retira con gracia del escenario… eso es lo más cercano a la perfección que existe.

Eso se llama aterrizar bien.

Ahora, tu tarea es dejar de sentir lástima por vos. Porque la persona que murió ya no tiene problemas.

La persona que murió… si alguien llegó, digamos, a una edad normal y después murió, suena a que lo hizo muy bien. Y ahora vos podés honrar su memoria y prepararte para el futuro exactamente como a ellos les hubiera gustado.

No hay nadie—nadie perdió un padre y pensó que ese padre, si estuviera mirando desde el cielo o lo que sea, querría verlo revolcándose en la tristeza. Nadie querría eso. No funciona así.

Y cuando tengas 85 y estés en tus últimos días, vas a querer que la gente te llore un par de días—solo para sentir que importó que estuviste acá. Pero no vas a querer que estén tristes por mucho tiempo, porque querés lo mejor para ellos.

Así que hacé lo que a ellos les gustaría que hagas:
recuperate rápido,
honrá su aporte,
y entendé que nadie muere realmente.

Solo transforman su energía.

Esa es mi parte favorita...

Por ejemplo, ¿cuántas veces te conté historias sobre algo que hizo mi madre o mi padre, y cómo me impactó? Todo el tiempo.

Y aunque yo influya a otra persona, esa persona no va a saber que eso es parte del efecto dominó que baja a través de generaciones. Así que las personas no mueren. Solo transforman su forma. Se convierten en otro tipo de energía.

Mucho de eso está en vos. Gran parte de su aporte ahora vive en vos. Y siguen vivos mientras ese aporte sea útil, y haga eco no solo en tu vida, sino en la de las personas que influenciás.

Las personas no tienen la opción de morir. Solo tienen la opción de cambiar de forma—de forma de energía.

Y vos podés respetar su memoria, planear tu futuro, y saber que, si te estuvieran mirando, eso es exactamente lo que querrían que hicieras.

Fuente de la transcripción.

Para masticar...

¿Qué energía estás dejando en el mundo?