El tiempo vuela como nunca antes...

Décadas atrás solíamos quejarnos de lo lento que pasaba. El aburrimiento era moneda corriente. Un poco de lectura, algo de televisión y un montón de tiempo muerto.

Ahora nos lamentamos de lo rápido que se va. Los años parecen meses y los meses, semanas. El auge tecnológico pisó el acelerador por nosotros, permitiéndonos reemplazar cada segundo de aburrimiento con una fuente inagotable de videos virales, mensajes instantáneos y reuniones a distancia.

Añoramos los momentos que en aquel entonces se sentían como una pérdida de tiempo. Luchando por no ahogarnos en un mar de actividades, vemos en el aburrimiento un elixir meditativo donde florece la introspección, la reflexión y el autodescubrimiento, y donde germinan las ideas que dan origen a grandes innovaciones.

Pero la moneda del aburrimiento se devaluó. Ya no sabemos “no hacer nada”. No somos capaces de hacer fila en el supermercado sin recurrir al celular, o esperar durante 10 minutos sentados, mirando a la pared, mientras llega el amigo con quien quedamos para charlar.

Llegó la hora de recuperar esos momentos y, para lograrlo, necesitamos una estrategia compatible con el mundo veloz en el que vivimos.

Te presento "Para masticar", un proyecto que quiere ayudarte a redescubrir el arte de pausar: frenar la pelota y pensar, reflexionar y tomar decisiones que te permitan avanzar hacia tus objetivos. Una habilidad para hacerle frente al impulso de llenar cada segundo de tu día.

Por eso escribo bocados; pequeños escritos que te dejan pensando. Lo suficientemente cortos como para que puedas leer uno mientras hacés tiempo en la fila del supermercado y lo suficientemente nutritivos para asegurar la calidad de su contenido.

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— Rodri