Avistamiento de Bestias

Un amigo desinstaló Instagram para recuperar el control de su tiempo.

Durante tres meses, lo consiguió…

Hace unas semanas, volvió a instalar la aplicación con la idea de usarla de forma controlada. Su esperanza:

“No más de diez minutos al día”.

Pero con los días, notó que el tiempo perdido empezaba a acumularse. En apenas dos semanas, los minutos se convirtieron en horas.

Me dijo:

“Antes, cuando me trancaba programando, tomaba un mate y pensaba en silencio. Ahora, en la misma situación, agarro el celular y me pongo a ver Instagram, casi sin darme cuenta”.

Había recaído.

Estaba bajo los efectos de la Hipnosis: deslizaba sin control, olvidando el problema que tenía que resolver.

Todo ocurría como un reflejo. Como si no fuera él, sino otro ser el que manejaba su cuerpo…

Por suerte, lo notó a tiempo:

“Hasta acá llegó”.

La situación muestra una de las condiciones necesarias para domar a La Bestia: observarla.

Como un etólogo, esos que estudian el comportamiento animal y siguen su rastro con paciencia. Entender cómo se mueve, qué la despierta, qué la altera.

Practicar el Avistamiento de Bestias.

Mi amigo desarrolló la capacidad de abstraerse y mirarse desde afuera. De reconocer sus propios comportamientos.

Pero atrapar a La Bestia in fraganti es apenas el comienzo...

¿Cuántas veces sabemos que el Virus está en el sistema, y aun así no hacemos nada? A mí me pasó con el gimnasio.

Redirigir al animal es otra historia.

Pero si no logramos observar de cerca lo que nos comanda, hay algo seguro…

No tendremos más remedio.